GUSTAVO GUTIERREZ Y SANCHEZ

Cuban Lawyer, Jurist, Politician, Diplomat, Economist.


1895-1959

Speaker of the House, 1940 (portrait by Valderrama)

Jurist Politician Diplomat Economist

Professor of International Law, School of Law, University of Havana-1919-1934.
Secretary/treasurer-Cuban Society of International Law, 1920.
Legal Counsel to Secretary of State-1925-29
Delegate- VI American International Conference, 1928
Delegate/Technical Counsel-Conference on Conciliation and Arbitrage, Washington-1928
Secretary General-First Pan-American Conference of Municipalities, 1928
Delegate Plenapotentiary-Conference on Trademarks, Washington, 1929
Director of the International American Office for the Protection of Trademarks and Commerce, 1930.
Liberal Party - President-Havana province, 1930
Delegate-IV Pan-American Commercial Conference, Washington, 1931
Secretary of Justice, 1933
Member-House of Representatives, 1938-1942
Technical Advisor-Commission on Foreign Relations for the Senate, 1937
Technical Advisor-Commission for the Study of the New Constitution, 193?
President of the Foreign Relations Commission for the House of Representatives, 1939
Technical Director -Pan-American Commission for Intermuncipalities Cooperation, Chicago-1939
Delegate- VIII American Scientific Congress, Washington-1940
Speaker of the House of Representatives, 1940-1941
Cuban delegation head and Sub-Committee President, United Nations Relief and Rehabilitation Administration (UNRRA) Atlantic City, 1943, 1944 and 1945.
G.A.T.T. Chairman Legal Drafting Committee and Tech. Dir., Cuban Delegation) Geneva-1947; (Head of Cuban Delegation) Geneva, Petropolis-1950, 1954.
Head of Cuban delegation, (GATT) Havana Charter, 1948.
President-Junta de Economia de Guerra, 1942.
President-Cuban Maritime Commission, 1942-43.
Ambassador to the United Nations (Security Council)1948.
President-Cuban Delegation, General Assembly, 1949
Technical Director/Secretary/President-National Junta of Economy (Junta Nacional de Economia) 1948-1953.
President-United Nations Economic Committee, 1951.
Minister of Finance (Ministro de Hacienda) 1953-1955.
Special Envoy-O.A.S. Conference of the Presidents, Panama, 1956.
President-Cuban Nuclear Energy Commission, 1956.
President-Ministerial Commission for Tariff Reform, 1958.
Minister of Economy (a.k.a. Ministro Presidente-Consejo Nacional de Economia/National Board of Economy, 1955-1959.

Legislator

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Author

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October 8, 2021

Una biografia corta (español)

                                


Gustavo y otros oficiales en la reunion con representantes de la Mision Económica de las Naciones Unidas. Gustavo era presidente de la Junta Nacional de Economía bajo el Presidente Carlos Prio.



Gustavo firmando La Carta de La Habana por Cuba con el representante estadounidense William Clayton durante la clausura de La Conferencia De Comercio también conocido en ingles como el G.A.T.T. (General Agreement on Trade and Tariffs).



                                 GUSTAVO GUTIERREZ: ESTADISTA CUBANO 

 

 

                   En agosto de 1953 el Dr. Gustavo Gutiérrez y Sánchez aceptó el cargo de Ministro de Hacienda. Veinte meses antes Batista había intentado reclutar a Gutiérrez para el cargo de Ministro de Estado en la madrugada de aquel fatídico 10 de marzo de 1952. Gutiérrez, furioso por el golpe de Batista, rechazó el puesto ministerial. Gustavo era en ese momento presidente de la Junta Nacional de Economía, cargo que ocupaba bajo el recién derrocado presidente Carlos Prío.

 

  Elperiódico Información dijo lo siguiente sobre el nuevo cargo de Gutiérrez como ministro de Hacienda: "Sin temor a equivocarnos, nos atrevemos a decir que su capacidad lo ha impuesto. Individuo de profundos conocimientos en materia social, financiera y hacendistica hace ya algun tiempo que, sin bombos ni platillos, pero de manera incansable y altamente eficiente, viene dando a Cuba lo mejor de sus esfuerzos e inteligencia desarrollando una labor que pocos pueden igualar en nuestro pais, en cualquier tiempo. Y hay que tener en cuenta, al hacer un análisis de su ingente labor, que siempre han sido llamado en momentos de graves crisis en los departamentos bajo su mando, y que siempre ha salido airoso en sus empeños dejando bien plantada la fe puesta en él por quienes en él confiaron.Enemigo de los zigzagueos, rectilíneo en sus procedimientos, honesto, mesurado y siempre justo y sereno, Gustavo Gutiérrez podría insertar en su heráldica la famosa frase: "animo et fide"; Valor para hacer frente a toda situación difícil, resolviéndola; y fe en sí mismo, en su capacidad, en sus arrestos,  en su valiosa personalidad.Convencidos de la enorme potencialidad constructiva y organizadora del actual Ministro de Hacienda, aseguramos que con un puñado de “Gustavos” Gutierrez, Cuba saldría como por arte de encantamiento, de todas las dificultades que actualente obstaculizan su más rápido progreso social y económico y que él casi solo, pero decidido y lleno de entusiasmos, va salvando desde el alto puesto que desempeña a satisfacion de toda la ciudadanía." Conrado Massaguer escribió en la misma época: "...Gustavo, actual embajador, tiene un sólido nombre entre los abogados, los literatos y los internacionalistas". 

 

                   Nacido en Camajuaní, provincia de Las Villas, en 1895, e hijo de un exitoso tabaquero inmigrante español y de la hija de un gobernador provincial. Los padres de Gustavo trasladaron a la familia a La Habana en 1900, donde Gustavo estudió en el Instituto de La Habana, el colegio jesuita de Belén, y luego obtuvo un doble doctorado en Derecho Civil y Derecho Público en la Universidad de La Habana. En 1919 se convirtió en profesor de derecho internacional y luego se incorporó al prestigioso bufete del Dr. Antonio Sánchez de Bustamante. Permaneció como miembro del profesorado universitario hasta 1934, cuando fue destituido como resultado de una depuración del profesorado por el nuevo gobierno a causa de su colaboracion con el Presidente Machado y el Partido Liberal.

 

                    Se unió a Los Minoristas, un grupo de jóvenes intelectuales que se autodenominaban "nacionalistas, progresistas, vanguardistas y antiintervencionistas!" Fue invitado por el Presidente José Miguel Gómez a unirse al movimiento político conocido como Los Veteranos y Patriotas, donde el Comité de los Cinco declaró a Gustavo "la voz de oro" por sus elocuentes y apasionados discursos.  Ambos grupos influenciaron la politica de Gustavo, profundamente.

 

                    Fue en esta época, a principios de los años 20, cuando Gustavo fue elegido como enlace del gobierno para la construcción tanto del majestuoso edificio del Capitolio, construido por Purdy y Henderson, como de El Hotel Nacional, diseñado por McKim, Mead y White, debido a su excelente conocimiento del derecho internacional y su buen dominio del idioma inglés. Ambos eran empresas estadounidenses. En 1925, el presidente Machado le nombró consejero legal del Ministerio de Estado, siendo el primer cargo gubernamental de Gustavo. Nunca más abandonaría el servicio público. 

 

                   Gustavo comenzó a viajar a conferencias internacionales con dignatarios como Orestes Ferrara y Ramiro Guerra, igual que alcanzando notoriedad como abogado y autor internacional. Sus obras publicadas fueron aclamadas internacionalmente, lo cual le valió el título de Honoris Causa.  En 1929, el intelectual cubano Emilio Roig de Leuchsenring escribió en la revista Carteles: "Orador elocuente, autor profundo, luchador infatigable, este joven, Gustavo Gutiérrez, es uno de los más valientes representantes en el mundo de la política y de los intelectuales, de quien puede decirse merecidamente que el futuro le pertenece."

 

                   El 26 de junio de 1933, después de haber consolidado su reputación como experto en derecho público y asuntos judiciales, el profesor universitario Gustavo Gutiérrez, a los 37 años de edad, fue nombrado Secretario de Justicia por el presidente Gerardo Machado. Este fue un honor trascendental para Gustavo. En su discurso de aceptación, es interesante destacar que Gutiérrez mencionó a una gran variedad de pensadores e intelectuales políticos y jurídicos de la época, entre ellos; Del Vecchio, un reconocido intelectual fascista; Henri Levy-Ullman, experto en el sistema de tribunales inglés y Benedetto Croce, entre los intelectuales liberales más importante de Italia del siglo XX.  Estos y otros habían influido a Gustavo, que se perfilaba como hombre de síntesis. Era un lector voraz que asimiló un amplio abanico de filosofías e ideas políticas a partir de las cuales se formó su particular visión, que le serviría para el resto de su carrera profesional.

                     Debido al creciente descontento político y popular contra el presidente convertido en dictador, Gerardo Machado, Gustavo renunció habiendo durado sólo 38 días en el cargo. Varios años antes había aconsejado a Machado que no manipulara la Constitución vigente, que Machado pretendía modificar, para reelegirse. En sus memorias, la esposa de Gustavo, María Vianello, escribió que Machado, queriendo un segundo mandato, solicitó una reunión con dos eminentes abogados Octavio Averoff, Ricardo Doltz y el joven Gustavo Gutiérrez. Los dos primeros estuvieron de acuerdo con el plan de Machado. Sin embargo, Gustavo respondió: "Señor Presidente, soy de la opinión de que no deba reelegirse".  Machado no esperaba semejante respuesta de Gustavo cuya familia conocía íntimamente desde antes del nacimiento del mismo. Según los cuentos familiares, Machado fue el primer miembro no familiar que cargo al bebé Gustavo en sus brazos. Machado golpeó la mesa con el puño y replicó: "¿Y pensar que tú, entre todas las personas, te opones a mi decisión? Tú a quien llevé en brazos cuando naciste y a quien he querido tanto". Gustavo replicó: "No haga algo de lo que se va a arrepentir gravemente".                 

                     Tras el derrocamiento de Machado, el Partido Liberal, el partido político de Machado y Gustavo, fue abolido y sus miembros condenados al ostracismo de la vida pública. Muchos colaboradores inclusive fueron asesinados por las turbas enloquecidas. El presidente interino, Dr. Carlos Manuel de Céspedes, convocó a Gustavo para que le asesorara sobre la crisis constitucional. Gustavo cruzó la ciudad para reunirse con de Céspedes y aceptó asesorar sobre la crisis. Su única petición fue la clemencia para los funcionarios de Machado. Su petición fue concedida, pero las multitudes enfurecidas tenían en mente una violenta venganza. Este hecho resultó en cientos de asesinatos políticos por toda la isla y la peor ola de incendios y saqueos que la joven república había presenciado jamás. Gustavo estaba desolado por el giro destructivo de los acontecimientos y por el comportamiento salvaje que habían perpetuado tantos cubanos, una realidad que pocos olvidarían, incluido Gutiérrez.

                   Tras ser destituido de su puesto de profesor universitario y condenado al ostracismo por las nuevas élites políticas por sus asociaciones con la dictadura de Machado, Gustavo se recluyó en su biblioteca y comenzó a escribir y a aceptar los trabajos que podía. Se unió a Ramón Vasconcelos, un respetado periodista y líder del Partido Liberal, y juntos redactaron los estatutos del nuevo Partido Liberal y sus nuevas directrices, el Manifiesto-Programa, en octubre de 1934.

                   Poco después, en 1936, Gustavo Gutiérrez fue elegido por ambas cámaras del Congreso para redactar una nueva constitución, un honor extraordinario para cualquier hombre de su profesión. Su proyecto fue más extenso que el modelo constitucional promedio debido principalmente a que, como él mismo declaró, "Mi experiencia como jurista y político me ha convencido de que el derecho constitucional, en países como el nuestro que aún no han alcanzado la madurez política, no puede ser una simple declaración de principios que luego evolucione a través de la legislación, las costumbres y en la práctica, con absoluto respeto a las normas fundamentales." Intuyó la necesidad de "explicitarlas cosas" con mayor detalle, precisión y claridad. Temía, por ejemplo, que ni la legislación del Congreso ni el presidente en funciones pudieran resistir la gran presión ejercida sobre ellos por los poderosos intereses privados "afectados". Creía que había que tener más cuidado con la relación asimétrica entre el poder ejecutivo, siendo más poderoso, y los poderes legislativo y judicial, siendo más débiles, con la esperanza de no repetir las mismas omisiones y carencias que entorpecieron a los redactores de las dos primeras constituciones cubanas.                   

                    Uno de los principales ingredientes que eludieron las reformas constitucionales anteriores estaba relacionado con los derechos de las masas humanas enfrentadas por el rápido y desigual crecimiento mundial del capitalismo y la industrialización.  Esta omisión histórica y la preocupación de Gustavo por la "interdependencia social" serían componentes importantes para su proyecto. Así, escribió en esa época: "Los que no estamos satisfechos ni con el Estado "liberal democrático" según la vieja escuela de pensamiento inglesa ni con el modelo de Estado "proletario" introducido por el sistema soviético, aceptamos del modelo de Estado "individualista" (al que los socialistas marxistas se refieren en términos despectivos como Estado "burgués) la necesidad de proteger la libertad individual para no caer en la esclavitud a merced del modelo socialista. Respetamos la existencia de la propiedad privada pero no en el antiguo concepto romano del derecho, donde su uso y abuso beneficiaba exclusivamente al propietario de la tierra, sino para el bienestar social de todos." El deseo de Gustavo era fusionar una constitución individualista con una constitución socialista, libre de una agenda marxista, abarcando una mezcla de ambas; de naturaleza elástica y convergente en algún punto intermedio consistente en principios y "leyes fundamentales que avancen en un sistema de garantías individuales y sociales".

                   El 13 de febrero de 1939, en preparación para la creación de esta nueva constitución, la asociación profesional afrocubana, El Club Atenas, invitó a los líderes de los principales partidos políticos a exponer sus plataformas políticas y puntos de vista sobre el trabajo, la educación pública, la inmigración, la economía y la discriminación racial. Gustavo Gutiérrez, que había sido elegido diputado el año anterior, fue elegido por el Partido Liberal para presentar su plataforma al club. 

                   El Partido Liberal era el partido de la mayoría de los dirigentes de El Club Atenas y de la población negra en general. Sus intelectuales más importantes y los generales y militares de la Guerra de la Independencia eran miembros del Partido Liberal. Además, el ex presidente del Partido, Gerardo Machado, era el que más había hecho hasta la fecha por la clase pobre y trabajadora de Cuba, muchos de ellos negros. No sólo había proporcionado al Club Atenas la propiedad sobre la que se construyó el Club, sino que Machado había solicitado al Congreso la donación de los fondos para levantar su edificio. Gustavo decidió abordar el tema que más afectaba e interesaba a la población negra en Cuba, la discriminación racial. Este fue uno de los discursos más esperados de los quince que se programaron, así como, uno de los mejor recibidos.

                   El 21 de noviembre de 1940, Gustavo Gutiérrez fue elegido Presidente de la Cámara de Representantes.  Una vez más estuvo eufórico de servir al país que tanto amaba. Pero, de nuevo, el destino se interpuso. Después de un año en el cargo, renunció.  Un recorte de prensa de ese día decía: "El profesor Gustavo Gutiérrez, al renunciar a la presidencia de la Cámara, presentó su renuncia como "irrevocable" por la falta de cooperación de los congresistas."  Un número insuficiente de representantes se presentaba al trabajo para votar sobre legislación pendiente. 

                   El jurista estadounidense William S. Stokes escribió en su momento: "Los disturbios, los abucheos, las ausencias e incluso las peleas a puñetazos caracterizaron la sesión de ambas cámaras". El Dr. Gustavo Gutiérrez, uno de los más firmes y hábiles defensores del sistema parlamentario, renunció a la presidencia de la Cámara debido a la dificultad de obtener quórum y a la indiferencia general de los miembros hacia sus responsabilidades en el Congreso. "El único recurso de Gustavo ante tal intransigencia fue renunciar.           

 

                   Irónicamente, una de las únicas propuestas legislativas importantes que se convirtieron en ley durante ese turbulento período fue el propio Código Electoral de 1943 de Gutiérrez, creado en 1936 y convertido en ley en 1941.  Llamado El Código Gutiérrez por el Dr. Elio Fileno de Cárdenas, miembro de la Comisión del Código Electoral del Senado, escribió: "Fue creado para defender el sufragio universal y promover el proceso democrático codificando el proceso electoral, implementando un sistema electoral sólido, organizando y haciendo permanente el procedimiento y el proceso de votación, respectivamente, frenando las irregularidades de la votación y reduciendo el fraude electoral, etc.".

 

                    Carlos Márquez-Sterling, un viejo amigo que sustituyó a Gustavo como presidente de la Cámara, añadió que el nuevo Congreso se había duplicado en tamaño sin aumentar su presupuesto anual. Escribiría décadas después: "Por todo esto, Gustavo quedó curado de su anhelo político y sin dejar la vida pública, se retiró al ejercicio de otras actividades más acordes con sus condiciones intelectuales, que eran muy variadas, y muy brillantes en el campo de la economía al que se había ido acelerando cada día más..." Su hija Yolanda estaría de acuerdo añadiendo que su padre carecía de la duplicidad habitual en la política, le disgustaba la desorganización y era un hombre de palabra. Aborrecía la ineficiencia y la dilación y era conocido por sus bruscos ataques de ira, que provocaban olas de pánico en la oficina y en el hogar.  

 

                    Cuando dejó la Cámara de Representantes en 1942, Gustavo Gutiérrez abandonó la política para siempre, al darse cuenta de que su temperamento no combinaba bien con la "política de siempre". Su experiencia como Secretario de Justicia en los últimos meses del Machadato y como Presidente de la Cámara durante una conflictiva transición en el Congreso le "abrió los ojos" a la inmadurez e irresponsabilidad del hombre en los más altos niveles del gobierno.  Reconoció que la mejor manera de seguir sirviendo a su país era a través de la economía y las finanzas, donde su enfoque se desplazaría hacia el desarrollo social y económico. Aquí podría marcar la diferencia con poca o ninguna interferencia por parte de hombres de poca monta. El economista Luis José Abalo dijo en su momento: "Gustavo Gutiérrez no fue economista hasta que comprendió que podía prestar un mayor servicio a su país en el campo estruendoso y dinámico de la economía en lugar de la atmósfera absorbente y cautelosa del derecho y la política."

 

                   En 1942 Gustavo se convirtió brevemente en presidente de la incipiente Comisión Marítima de Cuba, donde aumentó la cantidad de buques comerciales cubanos, evitando así que el gobierno cubano dependiera de los buques estadounidenses para transportar el azúcar cubano y otras exportaciones. Esto facilitó un ahorro de millones de dólares anuales para la isla. Al renunciar a este cargo, una publicación nacional afirmó: "Cuando a finales de marzo de 1943 cedió su puesto al Dr. Santos Jiménez, los representantes de todas las instituciones y organizaciones relacionadas con las clases económicas, en cálidos discursos y manifestaciones, expresaron su profunda tristeza por la renuncia (de Gutiérrez) a la presidencia de la Comisión Marítima de Cuba." Ese mismo año organizó y asumió la presidencia de la Junta de Economía de Guerra para bregar con los afectos producidos por la guerra en Europa. Esta se convirtió en la Junta Nacional de Economía donde Gustavo llegó a ser  secretario bajo el presidente Grau, director técnico y luego presidente bajo los presidentes Prío y Batista.

 

                   A mediados y finales de la década de 1940, Gustavo ejerció sus diversas capacidades en el ámbito de la diplomacia internacional, principalmente en las Naciones Unidas. En 1943, encabezó la delegación cubana ante la Administración de Socorro y Rehabilitación de las Naciones Unidas (UNRRA) en Atlantic City y fue nombrado Presidente del Subcomité de Asistencia Política a las Poblaciones Desplazadas, uno de los comités más importantes y difíciles encargados de remediar la devastadora crisis de refugiados humanos en la Europa desgarrada por la guerra. 

 

                   En 1945 publicó La Carta Magna de la Comunidad de las Naciones (Vol. 1), un impresionante tomo de 587 páginas que se trata de "la historia de la constitucionalidad del hombre". En el prólogo, el magistrado de la Corte Internacional de Justicia, Dr. Antonio S. de Bustamante, escribió: "Nuestro bien conocido internacionalista, el Dr. Gustavo Gutiérrez, pone una ves mas de relieve en este libro, no sólamente su notoria competencia cientifica, sino ademas su alto sentido social y jurídico frente a los graves problemas que el termino proximo de la segunda guerra mundial de este siglo necesitan afrontar y resolver las naciones aliadas.”

 

                   De este trabajo la delegación cubana extrajo una gran parte de su borrador para la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que Cuba presentó en la sesión inaugural de las Naciones Unidas en San Francisco en 1945.  Además, Gutiérrez redactó de forma independiente uno de los siete borradores privados que se utilizaron para la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, quizá su mayor logro judicial. John P. Humphrey preparó el primer borrador de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1947.  Escribió: "Yo no era ningun Thomas Jefferson y, aunque era abogado, prácticamente no tenía ninguna experiencia en la redacción de documentos. Pero como la Secretaría había reunido una veintena de borradores, tenía algunos modelos sobre los cuales trabajar. Uno de ellos había sido preparado por Gustavo Gutiérrez y probablemente había inspirado el proyecto de Declaración de los Deberes y Derechos Internacionales del Individuo, que Cuba había patrocinado en la Conferencia de San Francisco.” Es a partir del capítulo 25 de La Carta Magna de Gutiérrez que se pueden encontrar los Deberes y Derechos Internacionales del Individuo.

 

                   En 1947, Gustavo fue nombrado Presidente del Comité de Redacción Jurídica por las Naciones Unidas y director técnico de parte de la delegación cubana para la creación del G.A.T.T. (Acuerdo General de Comercio y Aranceles) en Ginebra, Suiza, como parte de la O.I.C. (Organización Internacional del Comercio). Fue un esfuerzo monumental de parte de todas las naciones para equilibrar el comercio internacional y reformar el sistema arancelario, que había beneficiado predominantemente a las naciones industriales. Cuando el GATT llegó a su inevitable conclusión,  Gustavo Gutierrez ascendió a la presidencia de la delegación cubana, y cuando Cuba acogió la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Empleo para crear la O.I.C., en 1948, Gustavo fue el anfitrión de la conferencia internacional y recibió el honor de firmar la Carta de La Habana para Cuba. 

 

                   Al final de su discurso de 11 páginas dirigido a todas las naciones reunidas en La Habana, Gustavo dijo: "En Ginebra nos llamó la atención una placa de bronce, que recuerda al transeúnte que hace más de dos mil años, César, pasó por allí en su camino para conquistar a los bárbaros que habitaban la Galia. Mañana, en este país, que hace sólo cuatro siglos y medio era un paraíso de salvajes felices y amables, se firmará la Carta de la Organización Internacional del Comercio. César ha seguido su camino y la Galia es ahora uno de los países más civilizados del mundo, pero el nombre de Ginebra sigue siendo un símbolo de paz y libertad. Tú también seguirás tu camino y la soleada tierra de los indios siboney y taínos continuará su progreso, hasta convertirse también en una de las naciones más famosas del mundo. Que el amable nombre indio de La Habana, bajo cuya protección descansa ahora la bienintencionada Carta de la Organización Internacional del Comercio, sea para todos un talismán de buena voluntad, progreso y prosperidad."

 

                   Ese mismo año, Gustavo se convirtió en embajador extraordinario y representante suplente cuando Cuba entró en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como miembro rotatorio, un gran honor para cualquier país. Las Naciones Unidas estaban inmersas en las decisiones cruciales de admitir a España y al recién creado estado de Israel en la organización. Gutierrez y la delegación cubana estuvieron en el centro de estas tormentas políticas y diplomáticas. 

 

                   En 1949, Gutiérrez se convirtió en presidente de la delegación cubana en las Naciones Unidas y, al año siguiente, se encontro en la ofenciva, acusando al embajador soviético Andrei Vishinski delante de la Asamblea General de comportarse como un prestidigitador de feria. Al parecer, Gutiérrez fue el único diplomático que cuestionó las declaraciones de Vishinski sobre la invasión china en Corea. El embajador soviético había sido el fiscal principal de Stalin durante la Gran Purga de los años 30 y era muy temido en su país. El periódico Avance afirmó que "Gutiérrez es uno de los pocos delegados en las Naciones Unidas, quizás el único, que ha destruido el argumento pseudojurídico de Vishinski" y ante un público atónito Gutiérrez expuso la fantástica falsificación de textos legales de parte del delegado soviético. Se convirtió en una causa célebre entre los diplomáticos occidentales.

 

                   En 1951, tal vez como recompensa por parte de los paises aliados por su valentia, fue nombrado Presidente del Comité Económico de las Naciones Unidas. A lo largo de la década de 1950 representó a Cuba en numerosas conferencias internacionales y hemisféricas sobre comercio, aranceles, desarrollo económico y finanzas. Viajó a Ginebra, Río de Janeiro y Petrópolis, Buenos Aires, Ciudad de México, Ciudad de Panamá, Santiago de Chile, Washington y Nueva York, entre otros. 

 

                                     Entre 1948 y 1953 Gustavo trabajó como secretario, director técnico y luego presidente de la Junta Nacional de la Economía (JNE), donde dirigió numerosos proyectos. Uno de ellos fue la creación de un instituto que proporcionara las estadísticas que se necesitaban urgentemente en relación con el consumismo, la distribución de los ingresos nacionales y los datos estadísticos esenciales y críticos de los cuales Cuba carecía. También fue uno de los jefes de comité en las negociaciones entre Cuba y el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo, una misión económica dirigida por Francis A. Truslow. Los resultados produjeron un informe de 1.100 páginas que enumeraron recomendaciones para el desarrollo económico de Cuba. Este informe fue de suma importancia para Cuba, ya que proporcionó una gran cantidad de información, sugerencias y orientación.

 

                   El 10 de marzo de 1952, Gustavo fue despertado por una llamada telefónica a las 4 de la mañana. Al otro lado del teléfono estaba Justo Luis del Pozo, antiguo alcalde de La Habana y colaborador de Batista. Las palabras que pronunció a través del receptor telefónico enfurecieron a Gustavo. "¡Qué horror! Hemos retrocedido 50 años de Republica", gritó aquella fatídica mañana, caminando de un lado a otro en pijama frente a su habitación. Gustavo estaba furioso porque horas antes Batista había dado un golpe de estado contra el presidente Carlos Prío. La llamada de Del Pozo fue para informarle a Gustavo que Batista le quería en su gobierno, ofreciéndole el codiciado puesto de Ministro de Estado. Gustavo le gritó al Sr. del Pozo que no era la hora adecuada/apropiada para llamar por teléfono a casa de alguien y, al mismo tiempo, rechazó enfaticamente la oferta de Batista. 

 

                   Aquella mañana convocó apresuradamente a su hija Yolanda a su biblioteca y le dijo: "Lo que ha hecho este hombre no tiene nombre . Nos ha dejado sin Constitución y ahora tendrá que gobernar mediante estatutos. Siéntate y teclea lo que voy a decir". Una joven de 26 años, Yolanda no estaba muy segura de lo que su padre estaba gritando, pero sabiendo que nunca debía cuestionarlo, se mantuvo callada mientras Gustavo procedía a dictar los estatutos sobre los que se iba a rejir la nación. El documento fue enviado inmediatamente al Palacio Presidencial.

 

                   Batista, que temía que Gustavo abandonara el gobierno en protesta por el golpe de estado, le animó a unirse a su administración poco después de tomar el poder. Batista convenció a Gutiérrez que aceptara el título de Ministro sin Cartera porque queria que Gustavo formara parte de su Consejo de Ministros. A cambio, Batista se comprometió a elevar la influencia y el estatus de la Junta Nacional de Economía. Batista quería a Gutiérrez en su gobierno a todo costo. Como presidente de la JNE, Gutiérrez escribió varias obras importantes sobre la economía cubana y dirigió un ambicioso proyecto para estimular y diversificar rápidamente la agricultura y la industria cubana y crear empleo, al tiempo que reformaba los derechos de la aduana y las políticas fiscales. 

 

                   No  fue hasta un año y pico después, en agosto de 1953, que Gustavo aceptó el nuevo cargo de Ministro de Hacienda. Batista le pidió ansiosamente a Gustavo que aceptara el puesto debido a las irregularidades en el ministerio. Muchos periódicos saludaron este nombramiento como un triunfo para el futuro de Cuba, colmando de elogios a Gutiérrez. Su primera tarea fue reorganizar la Tesoreria Pública, que se encontraba en un estado vergonzoso y desorganizado, así como, cuadrar los libros, donde descubrió muchas discrepancias. Encabezó la compra de las tierras a los británicos por las cuales circulaban los ferrocarriles en la isla. Corrigió los "despilfarros de antaño", cuestionó los "irritantes privilegios de casta", así como, acabó con los dudosos "fondos especiales" que disponia la rama ejecutiva. Gustavo expuso estos detalles a su antiguo amigo Ramon Vasconcelos en el periodico Alerta. Facilitó los pagos atrasados del gobierno a los proyectos de obras públicas, al sector de servicios y a los intereses azucareros y, junto con el conocido arquitecto Nicolás Arroyo, dirigió el ambicioso Plan de Desarrollo Económico y Social. Además, Gutiérrez había llegado a supervisar, como ministro de Hacienda, la mayoría de los programas de obras públicas del gobierno de Batista, para disgusto de otros ministros del gabinete.

 

                                       A finales de 1954 Gutiérrez dejó el Ministerio de Hacienda debido a desacuerdos con Batista, para crear el de facto Ministerio de Economía, el Consejo Nacional de Economía, (CNE), como unica manera de continuar en el gobierno de Batista. El propósito del CNE era asesorar a Batista y a su gabinete en todo lo relacionado con la economía nacional. Creado el 27 de enero de 1955, su objetivo declarado era "orientar y coordinar la política económica del gobierno y crear altos niveles de empleo y productividad". Gutiérrez estuvo al frente de este ministerio durante cuatro años y, según el CERP, "la función de la CNE era orientar y coordinar las medidas, planes, programas y políticas destinadas a proteger y fortalecer la economía de la isla, especialmente frente a las contracciones internacionales o nacionales". La CNE produjo una importante cantidad de folletos y libros, además del uso innovador de la econometría. Uno de los estudios de Gutiérrez, "Empleo, Subempleo y Desempleo", causó un gran revuelo en los círculos gubernamentales y empresariales por sus revelaciones y advertencias sobre el subempleo, un dilema tóxico y crónico entre las naciones latinoamericanas. 

 

                   En1956, Gutiérrez se convirtió en presidente de la recién creada Comisión de Energía Nuclear de Cuba y presidente de la Comisión Ministerial para la Reforma Arancelaria en 1958. En este periodo, Gustavo Gutiérrez también encabezó delegaciones cubanas en Ginebra, Panamá, Brasil y Buenos Aires para conferencias hemisféricas sobre finanzas, empleo y desarrollo económico. En Petrópolis se dirigió a los delegados reunidos: "Los países de América Latina no podemos buscar exclusivamente en el exterior las soluciones a nuestros problemas. Creemos que el desarrollo económico de un país depende fundamentalmente tanto de su propio esfuerzo como de sus recursos naturales. Nuestro país practica el principio del autodesarrollo. Utilizando exclusivamente nuestros recursos económicos y financieros hemos construido más de 4 000 kilómetros de calles y carreteras secundarias, cientos de autopistas y varios acueductos y hospitales; hemos adquirido los Ferrocarriles Unidos de La Habana a sus propietarios ingleses y los hemos rehabilitado; estamos dragando nuestros puertos; estamos construyendo la primera central hidroeléctrica y proyectamos el establecimiento de plantas de glicerina y papel a partir del bagazo de la caña de azúcar; hemos organizado la Agencia Nacional de Finanzas, el Banco Cubano de Comercio Exterior y estamos organizando el Instituto Cubano de Investigaciones Técnicas; estamos revisando nuestros aranceles para proteger el desarrollo económico de nuestro país.”

 

                   El 1 de enero de 1959, Gustavo se despertó con la noticia de que Batista había huido de Cuba dejando un vacío de poder y creando un pandemónium en toda la isla. Como había sido un funcionario honesto y ético y nunca había cometido delitos contra el Estado, rechazó los consejos de sus familiares y amigos de pedir asilo en una embajada. Sin embargo, el caos en el que se sumió La Habana cuando las fuerzas castristas entraron en la ciudad fue testigo de cómo se encarcelaba e incluso se ejecutaba a personas inocentes. Gustavo recordaba el estado de anarquía en el que se había sumido la nación tras la revolución de 1933 y esperaba que no se produjera la misma anarquía y búsqueda de venganza. Se equivocaria de nuevo. Encarcelamientos, fucilamientos, saqueos y confiscaciones de propiedades marcaron la llegada de los liberadores barbudos. Muchas embajadas estaban siendo atacadas repetidamente por furiosos partidarios de Castro que intentaban sacar a sus asilados. 

 

                   Después de discutir durante horas con sus hijas y amistades, cedió y entró en la embajada argentina con la estipulación exacta de que sólo aceptaría, directamente del embajador, una invitación personal para visitar la embajada como ciudadano particular y no como personaje público que pide asilo. Despues de dos semanas hacinado en una pequeña habitación con otros 4 hombres, voló a Buenos Aires, el 16 de enero.Le acompañaban Eusebio Mujal, presidente de la CTC, el sindicato más poderoso de la isla, y Justo García-Rayneri, antiguo ministro de Hacienda y miembro del gabinete de Batista.

 

                   Dado que el Departamento de Estado de EE.UU. había emitido una "lista negra" de funcionarios y colaboradores de Batista que se contaban por cientos, a Gustavo no se le permitió la entrada en Estados Unidos. Tras esperar casi 6 meses en Argentina, fue operado de un tumor canceroso. Acosado por unas fiebres persistentes, voló a Ciudad de México para estar más cerca de su familia. Por fin, a finales de junio, llegó su visado y se le permitió entrar en Estados Unidos. Voló urgentemente a Miami e ingresó inmediatamente a Mercy Hospital donde los cirujanos descubrieron una esponja quirúrgica infectada que no se había retirado mientras estaba en Buenos Aires. 

 

                   Gustavo Gutiérrez murió en Miami el 17 de julio de 1959. Su cuerpo fue trasladado a La Habana tras recibir el permiso del nuevo gobierno cubano y enterrado en el Cementerio Colón. Pocos fuera de la familia inmediata asistieron a su funeral por miedo a las recriminaciones del nuevo gobierno. Sus cuatro hijas, sus maridos y sus hijos, pronto abandonarían Cuba para no volver para siempre. María permaneció en La Habana hasta 1965. 

 

                  Las propiedades de Gustavo fueron confiscadas poco después de que saliera de Cuba. Al año siguiente, después de que el régimen castrista investigara y, al constatar que Gutiérrez no había amasado riquezas ni cometido ningún delito contra el Estado, fue exonerado y declarado públicamente "Persona No Malversadora" por el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados. Sus propiedades y su contenido fueron devueltos a su esposa María.

    

                  Su vida personal y familiar sufrió debido a su obsesión por sus deberes cívicos; asistiendo a reuniones gubernamentales que duraban hasta altas horas de la noche, viajando a conferencias internacionales durante meses o enclaustrándose en su biblioteca leyendo y escribiendo durante horas. En su lecho de muerte se disculpó con María por no asistir a más reuniones familiares y por cuestionar la existencia de Dios, confesándole: "¿Crees que me perdonará?" Las lágrimas corrían por sus mejillas y Maria respondió enfáticamente: "¡Sí, te perdonará!"

 

                   Gustavo Gutiérrez fue un hombre dedicado al pueblo y a una Cuba próspera. Toda su vida la dedicó a estos fines en el sector público, asumieno puestos en los que podía aplicar sus conocimientos y experiencia en beneficio del bienestar social, económico y político de esta joven nación isleña. Creó legislacion para el bien común que beneficiaban al pueblo cubano como: una ley que organizó todas las bibliotecas de Cuba; una ley que creó la Biblioteca Nacional y el Archivo Nacional, una ley que creó el Día del Libro; una ley que modificó la caja de pensiones de las Fuerzas Armadas; una ley de pensiones para los trabajadores provinciales y municipales y una para los empleados electorales y del censo; el célebre Código Electoral de 1943, el proyecto para la creación de la Constitución de 1940; uno de los siete proyectos elegidos para la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; la ley que creó el Instituto de Artes Plásticas; la ley para la creación de La Casa de Las Américas; la ley para la creación de la Academia Cubana de Ciencias Sociales, y muchas más. Escribió más de un centenar de libros, folletos, artículos y discursos sobre una amplia gama de temas relacionados con la historia, la jurisprudencia, el derecho constitucional, las finanzas y la economía. Sus ultimos dos trabajos, interrumpidos por la revolucion de Fidel Castro, ubiesen sido entre sus mas importantes; una ley reorganizando la creciente industria turistica y una nueva reforma agraria. Gustavo Gutierrez le otorgó a Cuba y al mundo un rico tesoro de conocimientos, experiencia y pericia que regaló a bibliotecas publicas diseminados por todo el mundo. 

                                       El día antes de que falleciera, María notó lo enfermo y derrotado que se sentía Gustavo. Era el primer y único hombre al que había amado y no podía soportar ver cómo su caballero de brillante armadura se hundía a un nivel que nunca había presenciado. Maria vio un avión volando por encima de las nubes a través de la ventana de la habitación del hospital. Tratando de levantarle el ánimo y sabiendo lo mucho que le gustaba viajar, le preguntó: "Gus, mira ese avión volando. ¿Si estuvieras en ese avión a dónde te gustaría viajar?" Gustavo respondió con voz suave y débil: "A Cuba. A Cuba". 

 

                   

 

Por Gustsvo Ovares Gutierrez

Copyright 2021

 

 

 

 

A short biography (English)

                    


In the above photograph one can see Gustavo Gutierrez on the extreme left in 1955. He was at the time President of the Consejo Nacional de Economia, the de facto Minister of Economics.





                                   GUSTAVO GUTIERREZ: A CUBAN STATESMAN

 

 

                   In August of 1953 Dr. Gustavo Gutierrez y Sanchez accepted the post of Minister of Finance. Twenty months earlier Batista had attempted to recruit Gutierrez for the position of Minister of State in the wee hours of that fateful morning on March 10, 1952. Gutierrez, furious about Batista’s coup, rejected the ministerial post offered by Justo Luis del Poso former mayor of Havana and a close associate to Batista. Gustavo was at that time President of the Junta Nacional de Economia, a post he had under just ousted President Carlos Prio.

 

   Informacion newspaper had this to say about Gutierrez’s new post as Minister of Finance,   "Without fearing being wrong, we dare say that his talents have placed him there. He's an individual with profound knowledge regarding matters of social, financial and fiscal concerns for quite some time now without any fanfare on his part. Moreover in an inexhaustible and highly efficient manner, he gives Cuba the best of his efforts and intelligence, developing a body of work that few in our country could equal at any time in our history. And we must keep in mind that upon analyzing his enormous achievements, which have always been sought after in times of great crisis in the offices he has held, he has always emerged triumphant, proving time and again that he was worthy of the trust placed in him.

An enemy of duplicity, a straight shooter, honest, thoughtful and always fair minded and composed, Gustavo Gutiérrez might well inscribe on his coat of arms this famous phrase: "animo et fide;" the courage to face any difficult situation and resolve it with faith in himself, in his capacity, in his fearlessness and his valuable character.

Convinced of the great constructive and organizational potential of this current Minister of Finance, we can rest assured that with a fistful of Gustavo Gutiérrezes, Cuba would magically emerge from all of the difficulties that are now standing in the way of her swift social and economic progress. He, from his high ranking position in government, is, almost single-handedly, with decisiveness and enthusiasm, rescuing, much to the satisfaction of all her citizens."

 

                   Conrado Massaguer wrote at around the same time, “…Gustavo, presently ambassador, has a solid name among lawyers, the literati and the internationalists.” 

 

                   Born in Camajuaní, La Villas province, in 1895 to a successful Spanish immigrant tobacco grower and the daughter of a provincial governor, Gustavo’s parents moved the family to Havana in 1900 where Gustavo studied at the Instituto de La Habana, Belen Jesuit high school, then earning a double law degree in Civil Law and Public Law from the University of Havana. He became a professor of international law there in 1919 and then joined the prestigious law firm of Dr. Antonio Sanchez de Bustamante. He remained a university faculty member until 1934 when he was ousted as a result of a faculty purge by the new government due to Gustavo’s association with Machado and the Liberal Party.

 

                   He was invited by President Jose Miguel Gomez to join the political movement known as Los Veteranos y Patriotas, where its Committee of Five declared him “la voz de oro” for his eloquent and passionate speeches. Soon afterwards he joined Los Minoristas, a group of young intellectuals who referred to themselves as “nacionalistas, progresistas, vanguardistas and anti-intervencionistas!” Both of these groups influenced Gustavo’s politics greatly.

 

                    It was at about this time in the early 1920s that Gustavo was chosen as government liaison for the construction of both the majestic Capitol building built by Purdy and Henderson, as well as, the Hotel Nacional designed by McKim, Mead and White, due to his excellent knowledge of international law and a good command of the English language. Both were American companies. By 1925, President Machado appointed him Counsel to the Ministry of State, Gustavo’s first government post. He would never abandon public service again. 

 

                   Gustavo began travelling to international conferences with dignitaries such as Orestes Ferrara and Ramiro Guerra, achieving notoriety as an international lawyer and author. His published works received international acclaim garnering him the degree of Honoris Causa.  In 1929 Cuban intellectual Emilio Roig de Leuchsenring wrote in Carteles magazine,” “Eloquent orator, profound author, indefatigable fighter, this young man, Gustavo Gutierrez, is one of the bravest representatives in the world of politics and intellectuals, of whom it can be justly said that the future belongs to him.”

 

                   On June 26, 1933, after having consolidated his reputation as an expert in public law and judicial matters, university professor Gustavo Gutiérrez, at 37 years of age, was appointed Secretary of Justice by President Gerardo Machado. This was a momentous honor for Gustavo. In his acceptance speech, it is interesting to note, Gutiérrez mentioned a wide variety of political and legal thinkers and intellectuals of the day, including; Del Vecchio, a renowned fascist intellectual; Henri Levy-Ullman, expert on the English courts system and Benedetto Croce, Italy's most important 20th century Marxist intellectual.  These and others had influenced Gustavo who was emerging as man of synthesis. He was a voracious reader who assimilated a wide range of political philosophies and ideas from which he formed his own particular views, which would come to good use for the remainder of his professional career.

                     Due to growing political and popular unrest against President turned dictator Gerardo Machado, Gustavo resigned having lasted a mere 38 days in office. He had several years earlier counseled Machado not to tamper with the existing constitution, which Machado was seeking to amend, in order to re-elect himself. In her memoires, Gustavo’s wife Maria Vianello wrote that Machado, wanting a second term, requested a meeting with eminent attorneys Octavio Averoff,  Ricardo Doltz and Gustavo Gutierrez. The first two agreed with Machado’s plan. However, Gustavo responded, “Mr. President, I am of the opinion that you should not re-elect yourself.”  Machado was not expecting this from the son of a family he had known intimately since before Gustavo’s birth, having been, according to family lore, the first non-family member to hold infant Gustavo in his arms. Machado slammed his fist on the table and retorted, “And to think that you, of all people, would oppose my decision? You whom I carried in my arms when you were born and whom I’ve loved!” Gustavo replied, “Don’t do something which you will seriously regret.”                 

                     After Machado’s overthrow, the Liberal Party, Machado’s and Gustavo’s political party, was abolished and its  members ostracized from public life. Many collaborators were even murdered in cold blood. Interim President Dr. Carlos Manuel de Céspedes summoned Gustavo to counsel him regarding the constitutional crisis. Gustavo ran across town to meet with de Cespedes and agreed to advise, with his legal expertise, over the crisis. His only request was clemency for Machado’s officials. His request was granted but the enraged throngs had violent revenge on their minds. The result was hundreds of political assassinations throughout the island coupled with the worst wave of arson and pillaging the young republic had ever witnessed. Gustavo was devastated at the destructive turn of events and the savage behavior that had befallen so many Cubans, an actuality that few would forget, including Gutierrez.

                   Having been removed from his job as university professor and ostracized by the new political elites for his associations with the Machado dictatorship Gustavo sequestered himself in his library and began writing and taking what jobs he could. He joined forces with Ramon Vasconcelos, a well-respected mulato journalist and Liberal Party leader and together they drafted the statutes for the new Liberal Party and its new guidelines, the Manifesto-Programa in October, 1934.

                   Shortly thereafter, in 1936, Gustavo Gutierrez was chosen by both houses of Congress to draft a new constitution, an extraordinary honor for any man in his profession. His draft was more extensive than the average constitutional model primarily due to the fact that, as he stated, “My experience as a jurist and politician has convinced me that constitutional law, in countries like ours that have not yet reached political maturity, can not be a simple declaration of principles that later evolves through legislation, customs and in practice, with absolute respect for the fundamental rules.”He sensed the need to “spell things out” with greater detail, precision and clarity. He feared, for example, that neither congressional legislation nor the acting president would be able to withstand the great pressure put upon them by powerful “concerned” private interests. He believed that greater care had to be given to the lopsided relationship between the more powerful executive branch and the weaker legislative and judicial branches hoping not to repeat the same omissions and shortcoming that hindered the framers of the first two Cuban constitutions.

                   

                    One of the main ingredients that evaded previous constitutional reforms was related to the rights of the masses of humanity confronted with the rapid and uneven growth of capitalism and industrialization worldwide. This historic omission and Gustavo’s concern for “social interdependence” were to be important components for his draft. Thus, he wrote at this time, "Those of us that are not satisfied with neither the "liberal democratic" State along the lines of the old English school of thought nor the "proletariat" State model introduced by the Soviet system, accept from the "individualist" State model (which the Marxist Socialists refer to in derogatory terms as a "Bourgeois" State) the need to protect individual liberty in order not to fall into slavery at the mercy of the Socialist model. We respect the existence of private property but not in the ancient Roman concept of law, where it's use and abuse benefitted the land owner exclusively, but rather for the social well being of all." Gustavo’s desire was to merge an individualist constitution with a socialist constitution, free of a Marxist agenda, while embracing a mixture of both; elastic in nature and converging somewhere in the middle consisting of principles and “fundamental laws that advance a system of individual and social guarantees.”

                   On February 13th, 1939, in preparation for the creation of this new constitution, the Afro-Cuban professional association, El Club Atenas, invited the leaders of the major political parties to bring forth their political platforms and points of view regarding labor, public education, immigration, the economy and racial discrimination. Gustavo Gutierrez, having been elected to the House of Representatives the previous year, was chosen by the Liberal Party to present the club with its platform.  

                   The Liberal Party was the party of the majority of the leaders of El Club Atenas and Blacks in general. Their most important intellectuals and Independence War generals and military officials were Liberal Party members. Also, the Party’s former President Gerardo Machado had done the most to date for Cuba’s poor and working class, many of them Blacks. He had not only provided Club Atenas with the property onto which the Club was built but petitioned Congress to donate the funds to erect their building. Gustavo decided to tackle the topic that most affected and interested the Negro population in Cuba, racial discrimination. This was one of the most anticipated speeches out of the fifteen that were scheduled, as well as, among the best received.

                   On November 21, 1940, Gustavo Gutierrez was elected Speaker of the House of Representatives.  Once more, elated that he would be serving the country he so loved. But again, fate would rear its ugly head. After one year in office he resigned. A newspaper clipping of the day stated, "Professor Gustavo Gutiérrez, resigning as Speaker of the House, presented his resignation as "irrevocable" due to the lack of cooperation on the part of the congressmen."  An insufficient number of Representatives showed up for work to vote on pending legislation.  

 

                   American legal expert, William S. Stokes wrote at the time, "Disturbances, heckling, absences and even fist fights characterized the session of both houses. Dr. Gustavo Gutiérrez, one of the strongest and most able advocates of the parliamentary system, resigned as President of the House because of the difficulty of obtaining quorums and the general indifference of members to their congressional responsibilities." Gustavo’s only recourse in view of such intransigence was to resign.           

 

                    Ironically, one of the only pieces of major legislation made into law during that turbulent period was Gutierrez’s own Codigo Electoral of 1943, created in 1936 and signed into law in 1941.  Called El Codigo Gutierrez by Dr. Elio Fileno de Cardenas a member of the Senate’s Electoral Code Commision, he wrote,  “It was created to defend universal suffrage and promote the democratic process by codifying the electoral process, implementing a solid electoral system, organizing and making permanent the voting procedure and process, respectively, curbing voting irregularities and reducing voter fraud, etc.”

 

                    Carlos Marquez-Sterling, an old friend, who replaced Gustavo as Speaker, added that the new Congress had duplicated in size without increasing its annual budget. He would write decades later, “For all this, Gustavo was cured of his political yearning and without leaving public life, he retired to the practice of other activities more in line with his intellectual conditions, which were very varied and very brilliant in the field of economics, to which he had been accelerating every day more and more…” His daughter Yolanda would agree adding that her father lacked the duplicitous nature common in politics, disliked disorganization and was a straight talker. He abhorred inefficiency and procrastination and was known for his abrupt fits of anger, as a result, sending waves of panic throughout the office and home.  

 

                    When he left the House of Representatives in 1942 Gustavo Gutierrez left politics for good, realizing that his temperament did not blend well with “politics as usual.” His experience as Secretary of Justice under Machado’s final months and Speaker of the House during a conflictive transition in Congress “opened his eyes” to man’s immaturity and irresponsibility at the highest levels of government.  He recognized that the best way to continue serving his country was through economics and finance, where his focus would move towards social and economic development. Here he could make a difference with little or no interference on the part of small-minded men. Economist Luis Jose Abalo said at that time, “Gustavo Gutierrez was not an economist until he understood that he could be of greater service to his country in the thunderous and dynamic field of economics instead of the absorbent and cautious atmosphere of law and politics.”

 

                   In 1942 Gustavo briefly became president of the fledgling Cuban Maritime Commission where he increased the amount of Cuban commercial vessels, thus, avoiding the Cuban governments’ reliance on American vessels for transporting Cuban sugar and other exports. This saved the island millions of dollars annually. Upon resigning from this post a national publication stated, “”When by the end of March in 1943 he gave his post to Dr. Santos Jimenez, the representatives of all the institutions and organizations related to the economic classes in warm hearted speeches and manifestations expressed their profound sadness for (Gutierrez’s) resignation as President of the Cuban Maritime Commission.” That same year he organized and became President of the Junta de Economia de Guerra, created to deal with the economic implications of the war then raging in Europe. This organization was then converted into the Junta Nacional de Economia where Gustavo became its secretary under President Grau, technical direct or, then president under Presidents Prio and Batista.

 

                   The mid to late 1940s saw Gustavo exercising his diverse capacities in the realm of international diplomacy, primarily within the United Nations. In 1943, he headed the Cuban delegation to the United Nations Relief and Rehabilitation Administration (UNRRA) in Atlantic City and was appointed President of the Subcommittee on Political Assistance to Displaced Populations, one of the most important and difficult committees responsible for remedying the devastating human refugee crisis in war torn Europe. 

 

                   In 1945 he published La Carta Magna de la Comunidad de las Naciones (Vol. 1), an impressive 587-page tome dealing with “la historia de la constitucionalidad del hombre”. In the prologue, magistrate of the International Court of Justice, Dr. Antonio S. de Bustamante, wrote “Our well known internationalist, Dr. Gustavo Gutierrez, brings yet again to the forefront in this book not only his well known technical competence but also his acute social and legal acumen in the face of the grave problems confronting the Allied nations which need to be faced and resolved.”

 

                   From this work the Cuban delegation extracted a large portion of its draft for the creation of the Universal Declaration of Human Rights, which Cuba presented at the inaugural session of the Untied Nations in San Francisco in 1945.  In addition, Gutierrez independently penned one of the seven private drafts used for the creation of the Universal Declaration of Human Rights, perhaps his greatest judicial achievement. John P. Humphrey prepared the first draft for theUniversal Declaration of Human Rightsin 1947.  He wrote, “I was no Thomas Jefferson and, although a lawyer, I had had practically no experience drafting documents. But since the Secretariat had collected a score of drafts, I had some models on which to work. One of them had been prepared byGustavo Gutierrezand had probably inspired the draft Declaration of the International Duties and Rights of the Individual, which Cuba had sponsored at the San Francisco Conference.” It was from chapter 25 of  Gutierrez’s La Carta Magna  that one can find the International Duties and Rights of the Individual.

 

                   In 1947, Gustavo was appointed Chairman of the Legal Drafting Committee by the United Nations and technical director by the Cuban delegation for the creation of the G.A.T.T. (General Agreement of Trade and Tariffs) in Geneva, Switzerland as part of the I.T.O. (International Trade Organization). This was a monumental effort on the part of all nations to balance out international trade and reform the tariff system, which had benefitted predominantly industrial nations. When the GATT came to its inevitable conclusion Gustavo Gutierrez had ascended to the presidency of the Cuban delegation and when Cuba hosted the final United Nations Conference on Trade and Employment in creating the I.T.O., in 1948, Gustavo hosted the international conference and was honored by signing the Havana Charter for Cuba. 

 

                   At the end of his 11 page speech to all the nations assembled in Havana Gustavo said, “At Geneva, our attention was drawn to a bronze plaque, which reminds the passer-by that more than two thousand years ago, Cesar, passed by there on his way to conquer the barbarians who inhabited Gaul. Tomorrow in this country, which only four and a half century ago was a paradise of happy and kind savages, you will be signing the Charter of the International Trade Organization. Caesar has gone his way and Gaul is now one of the most civilized countries in the world, but the name of Geneva is still a symbol of peace and liberty. You also will go your way and the sunny land of the Siboney and Taino Indians will continue its progress, until it also becomes one of the most famous nations in the world. May the gentle Indian name Havana, under whose protection the well-intentioned Havana Charter of the International Trade Organization now rests, be for everybody a talisman of goodwill, progress and prosperity.”

 

                   That same year, Gustavo became the alternate ambassador (embajador extraordinario y representante suplente) when Cuba joined the United Nations Security Council as rotating member, a great honor for any country. The United Nations was gripped with the crucial decisions of admitting Spain and the newly created state of Israel into the organization. Gutierrez and the Cuban delegation were at the center of these political and diplomatic storms. 

 

                   In 1949, Gutierrez became president of the Cuban delegation at the United Nations and the following year found himself on the offence, accusing Soviet Ambassador Andrei Vishinski in front of the entire General Assembly of conducting himself like a circus clown. Apparently, Gutierrez was the only diplomat to challenge Vishinski’s declarations regarding China’s invasion of Korea. The Soviet Ambassador had been Stalin’s chief prosecutor during the Great Purge of the 1930s and was greatly feared back home. Avance newspaper stated that, “Gutierrez is one of the few delegates in the United Nations, perhaps the only one, that has destroyed Vishinski’s pseudo legal argument”and before a stunned audience Gutierrez exposed the fantastic falsification of legal texts by the Soviet delegate. He became a cause célèbre among Western diplomats.

 

                   In 1951, perhaps as a reward by the former Allied nations, he was appointed Chairman of the United Nations Economic Committee and throughout the 1950s represented Cuba in many international and hemispheric conferences dealing with trade, tariffs, economic development and finance. He traveled to Geneva, Rio de Janeiro and Petropolis, Buenos Aires, Mexico City, Panama City, Santiago de Chile, Washington and New York, among others. 

 

                  Between 1948 and 1952 Gustavo worked as the Technical Director, Secretary, then President of the Junta Nacional de la Economia (JNE) where he headed numerous projects. One was the creation of an institute to provide urgently needed statistics regarding consumerism, national earnings and revenue distribution and essential and critical statistical data that Cuba lacked. He was also a committee head in negotiations between Cuba and the International Bank for Reconstruction and Development, an economic mission headed by Francis A. Truslow. The findings produced a 1,100-page report that made recommendations for Cuba’s economic development. This report was of the greatest importance to Cuba providing a wealth of information, suggestions and guidance.

 

                   On March 10, 1952, Gustavo was awoken by a telephone call at 4 am. On the other end of the telephone was Justo Luis del Pozo, a former mayor of Havana and Batista collaborator. The words that he spoke through the telephone receiver infuriated Gustavo. “What horrors! We’ve swept away 50 years of democratic rule!”he shouted on that fateful morning, pacing back and forth in his pajamas outside his bedroom. Gustavo was livid that hours earlier Batista had staged a coup d’etat against President Carlos Prio. Del Pozo’s call to Gustavo was to inform him that Batista wanted him in his government, offering him the coveted position of Minister of State. Gustavo snapped at Mr. del Pozo reminding him this was not the proper time to telephone someone’s home and in the same breath rejected Batista’s offer. 

 

                   That morning he hurriedly summoned his daughter Yolanda to his library and said to her, “ What this man has done is unspeakable. He’s left us without a constitution and now he’ll have to govern via statutes. Sit down and type what Im going to say!” A young 26-year-old Yolanda was not exactly sure what her father was spewing, yet knowing never to question him, kept quiet while Gustavo proceeded to dictate the statutes upon which the nation was to be governed. The document were immediately sent via courier to the Presidential Palace.

 

                   Batista, who feared Gustavo might leave government in protest over his coup d’etat encouraged him to join his administration shortly after he took power. Batista convinced Gutierrez to accept the title of Minister without Potfolio, requiring Gustavo to sit at all cabinet meetings. In exchange, Batista pledged to elevate the Junta Nacional de Economia’s influence and status. Gustavo had already been working at the JNE under the two previous administrations. Nevertheless, Batista wanted Gutierrez in his government at all cost. While president of the JNE Gutierrez wrote several important works on the Cuban economy and headed an ambitious project to rapidly stimulate and diversify Cuban agriculture and industry and create employment while reforming customs duties and fiscal policies. 

 

                    It wasn’t until a year and a half later, in August of 1953, that Gustavo accepted the new position of Minister of Finance. Batista anxiously requested Gustavo accept the post due to irregularities at the ministry. Many newspapers hailed this appointment as a triumph for the future of Cuba, showering Gutierrez with praise. His first task was to re-organize the Public Treasury, which was in a shameful, disorganized state, as well as, balancing the books, where he discovered many discrepancies. He spearheaded the purchase of the lands from the British on which the railroads traversed the island. He corrected “squandering of yesteryear,” challenged “irritating caste privileges,” as well as, terminating dubious “special funds” within the executive branch, all of which he articulated to Ramon Vasconcelos in Alerta newspaper . He facilitated government back payments to public works projects, the service sector and sugar interests and, along with well-known architect Nicolas Arroyo, lead the ambitious four-year Economic and Social Development Plan. On one occasion daughter Yolanda recalls Arroyo and Batista flying to consult with Gutierrez at his beach house in Jibacoa in a military helicopter. In addition, Gutierrez had risen to also oversee, as Finance Minister, most of Batista’s governmental public works programs, much to the chagrin of other cabinet ministers.

 

                   By late 1954 Gutierrez left the Finance Ministry, over disagreements with Batista, to create the de facto Ministry of Economy, the Consejo Nacional de Economia, (CNE), whose purpose was to advise Batista and his Cabinet on all things related to the national economy. Created on January 27, 1955, its stated purpose was to “orient and coordinate the economic policy of the government and create high levels of employment and productivity.” Gutierrez headed this ministry for four years, and according to CERP, “The CNE’s function was to orient and coordinate the measures, plans, programs and policies deigned to protect and strengthen the island’s economy, especially when faced with international or national contractions.” The CNE produced a significant amount of pamphlets and books, in addition to the innovative use of econometrics. One of these studies penned by Gutierrez, “Employment, Unemployment and Underemployment,” caused a great stir in government and private business circles due to its revelations and warning regarding underemployment, a toxic and chronic dilemma among Latin American nations. 

 

                   In 1956, Gutierrez became president of the newly established Cuban Nuclear Energy Commission and president of the Ministerial Commission for Tariff Reform in 1958. This period also saw Gustavo Gutierrez heading Cuban delegations to Geneva, Panama, Brazil and Buenos Aires for hemispheric conferences on finance, employment and economic development. In Petropolis he spoke to the delegates gathered , “We, the countries of Latin America cannot look abroad exclusively for the solutions to our problems. We believe that the economic development of a country depends fundamentally as much as on its own efforts as upon its natural resources. Our country practices the principle of self-development. By using exclusively our economic and financial resources we have constructed more than 4,000 kilometers of streets and side roads, hundreds of highways and several aqueducts and hospitals; we have acquired the United Railways of Havana from its English owners and rehabilitated it; we are dredging our ports; we are constructing the first central hydroelectric power plant and are planning the establishment of glycerin and paper plants from sugar cane bagasse; we have organized the National Finance Agency, the Cuban Foreign Trade Bank, and are organizing the Cuban Institute of Technical Research; we are revising our tariffs in order to protect the economic development of our country.”

 

                   

 

                   On January 1, 1959, Gustavo was awoken with the news that Batista had fled Cuba leaving a power vacuum and creating pandemonium throughout the island. Since he had been an honest and ethical civil servant and had never committed crimes against the state he rejected advice from family and friends to seek asylum in an embassy. Yet, the chaos that had engulfed Havana as Castro’s forces entered the city witnessed innocent people being incarcerated and even executed. Gustavo recalled the near state of anarchy that had engulfed the nation after the 1933 revolution and hoped the same lawlessness and revenge seeking would not materialize. He was greatly mistaken. Imprisonments, executions, pillaging and property confiscations marked the chaotic beginning of the new regime.   Many embassies were being repeatedly attacked by angry Castro supporters attempting to pull out its asylum seekers. 

 

                   After arguing for hours with his daughters and close associates he gave in and entered the Argentine embassy that same day under the exact stipulation that he would only accept, directly from the ambassador, a personal invitation to visit the embassy as a private citizen and not as a government official pleading for asylum. After two weeks crammed in a room with 4 other men, he flew to Buenos Aires, on January 16th. Accompanying him was Eusebio Mujal, the president of the CTC, the most powerful labor union on the island, as well as, Justo Garcia-Rayneri, a former Batista Finance Minister and Cabinet member. 

 

                   Since the U.S. State Department had issued a “black list” of Batista officials and collaborators that numbered in the hundreds, Gustavo was not allowed entrance into the United States. After waiting almost 7 months in Argentina where he was operated on for a cancerous tumor, he flew to Mexico City to be closer to his family beset with persistent fevers. Finally, in late June, his visa arrived and was allowed into the US. He was flown to Miami and immediately admitted into a hospital where doctors discovered an infected surgical sponge that had never been removed while in Buenos Aires. 

 

                   Gustavo Gutierrez died in Miami on July 17, 1959. His body was flown to Havana after receiving permission from the new Cuban government and buried in the Cementerio Colon. Few outside the immediate family attended his funeral for fear of recrimination by the new government. His four daughters, their husbands and children, would soon leave Cuba never to return. 

 

                  Gustavo’s properties were confiscated shortly after he left Cuba but the following year, after the Castro regime investigated and, finding that Gutierrez had not amassed riches nor committed any crimes against the state, was exonerated and publically declared “Persona No Malversadora” by the Ministerio de Recuperacion y Bienes Malversados. His properties and their contents were returned to his wife Maria. She stayed in Havana until 1965. 

 

                   His personal and family life suffered due to his obsession with his civic duties; attending government meetings lasting way into the night or traveling to international conferences for months at a time or cloistering himself in his library reading and writing for hours on end. He apologized to Maria on his deathbed for not attending more family gatherings and for questioning the existence in God, confessing to her, “Do you think He will forgive me?” Tears running down her cheeks, Maria emphatically replied, “Yes He will!”

 

                   Gustavo Gutierrez was a man for the people and for a prosperous Cuba. His entire life was dedicated towards these ends in the public sector in positions where he could apply his knowledge and expertise to benefit the social, economic and political welfare of this young island nation. He created laws for the common good that benefitted the common man such as; a law organizing all the libraries of Cuba; a law creating the National Library and the National Archives; a law celebrating The Day of the Book; a law modifying the pension fund for the Armed Forces; a pension law for provincial and municipal workers and one for electoral and census employees; the celebrated Electoral Code of 1943; the draft for the creation of the Constitution of 1940; one of the seven drafts chosen for the creation of the Universal Declaration of Human Rights; the law creating the Institute of Plastic Arts; the law creating La Casa de Las Americas; the law creating the Cuban Academy of Social Sciences; and many more. He wrote over a hundred books, pamphlets, articles and speeches on a wide range of topics dealing with history, jurisprudence, constitutional law, finance and economics. His last works, interrupted by Castro’s revolution, would have been among his finest; a law organizing the burgeoning tourist industry and a new urgently needed agrarian reform law. Neither saw the light of day. Gustavo Gutierrez bestowed upon Cuba and the world a rich trove of knowledge, experience and expertise, which he gifted to public libraries throughout the globe. 

 

 

                   The day before he passed away in Mercy Hospital, Maria noticed how ill and defeated Gustavo felt. He was the first and only man she had ever loved and could not bare watching her knight in shining armor sink to a level she had never witnessed. She saw an airplane flying above the clouds through his hospital room window. Trying to lift his spirits and knowing how much he always enjoyed traveling she asked, “Gus, look at that plane flying above. If you were in that plane right now where would you like to be traveling to?” Gustavo responded in a soft, weak voice, “To Cuba. To Cuba!” 

 

 

 

 

By Gustavo Ovares Gutierrez

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